Os acordáis de aquella estúpida pregunta que nos hacían cuando éramos más niños: “¿qué quieres ser de mayor? Todos contestábamos cosas como futbolista, peluquera, médico, astronauta o profesora (como dice mi primo para amargarlela vida a los niños como me la han amargado los “irakasles” a mí). Cuando la preguntita empezó a hartar a mis compañeros de clase de entonces, ellos empezaron a contestar cosas como “millonario” o “famoso”. Yo opinaba que no quería ser una sola cosa y que no podría recitar todas aquellas cosas que quería ser. Sin embargo, después de estar pensando durante algún tiempo, descubrí que la respuesta correcta era para todos la misma, es decir, “feliz”. Y pensé que vaya pregunta más tonta si nadie contestaba la verdad. Sin más, era una pequeña paranoia que tenía de niña.
Pero ahora, no es que me parezca una pregunta tonta, sino simplemente innecesaria y os voy a explicar porqué. Ahora la pregunta óptima sería la de: “¿qué crees que podrás ser de mayor?” Me explico. Ahora los sueños de tu vida se quedan destrozados gracias a una organización pésima en la sociedad de hoy en día. Las notas exigidas en las universidades son excesivas, la selectividad parece que está planeada sólo para hundirnos la medía y las facultades de cada especialidad no están bien repartidas en el espacio. ¿Cuánta gente no ha podido estudiar arquitectura porque no había llegado a la media exigida por dos minúsculas décimas insignificantes o no ha podido estudiar derecho económico por falta posibilidades económicas? Y es que no mucha gente puede permitirse pagar una carrera tan cara que puede arruinar hasta al mismísimo rey. Y así estamos todos con un estrés y un agobio encima que nos está quemando.
Pero ahora, no es que me parezca una pregunta tonta, sino simplemente innecesaria y os voy a explicar porqué. Ahora la pregunta óptima sería la de: “¿qué crees que podrás ser de mayor?” Me explico. Ahora los sueños de tu vida se quedan destrozados gracias a una organización pésima en la sociedad de hoy en día. Las notas exigidas en las universidades son excesivas, la selectividad parece que está planeada sólo para hundirnos la medía y las facultades de cada especialidad no están bien repartidas en el espacio. ¿Cuánta gente no ha podido estudiar arquitectura porque no había llegado a la media exigida por dos minúsculas décimas insignificantes o no ha podido estudiar derecho económico por falta posibilidades económicas? Y es que no mucha gente puede permitirse pagar una carrera tan cara que puede arruinar hasta al mismísimo rey. Y así estamos todos con un estrés y un agobio encima que nos está quemando.
Pero es que ya nada tiene coherencia, puesto que parece que todo va como en sentido contrario. No hay empleos para los biólogos pero, sin embargo, la media es accesible y con algo de esfuerzo cualquiera puede llegar a alcanzarla. En cambio, la atención sanitaria está bajo mínimos(últimamente no hay día que no salga en el periódico) y las medias exigidas en las carreras de la salud superan todas el siete, pidiendo así un 7 en enfermería,un7,22 en odontología, un 7,5 en fisioterapia y un 8, inalcanzable para la mayoría, en medicina. Lo mismo sucede con los arquitectos, la demanda que tienen en la sociedad rebasa la cantidad de licenciados en esta carrera pero esta media también supera la barrera del 7. Por la multitud de ejemplos de este tipo que existen, se puede apreciar la descoordinación en la que está sumergido el mundo universitario-laboral. Este sistema “ilógico” para la gran mayoría, deja mucho que desear. La única cosa clara que puedo deducir de esto es la falta coordinación que existe entre el ministerio de educación por una parte y el de sanidad y empleo por otra. Sinceramente, me recuerdan bastante a dos niños enfadados tirando del mismo juguete y, si no pueden arreglar este problema, me parece que incluso estos dos peques tienen más luces. Claro ejemplo de ello es la “importación” de médicos extranjeros debido a la grave falta de médicos en Euskadi. Y aunque parezca mentira sigue habiendo solo 200 plazas para cursar los estudios de medicina en todo Euskal Herria, dejando fuera a más de la mitad de inscripciones. Y mucha gente, entre ellos yo, se pregunta: ¿y esto es lógico? ¿no tendría más sentido compensarlo, ajustando el número de plazas en las universidades, dependiendo de la demanda de la sociedad y así asegurar en cierto modo una salida al mundo laboral? Que lo solucionen, pero ya.Luego nos extrañará que el muno esté patas arriba y como no va estarlo, si en algo tan sencillo no son capaces de dar en el clavo.
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